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Aunque ya contaba con dos medallas olímpicas y un título mundial en pista, el joven Eliud Kipchoge, ahora con 40 años, dudó a la hora de dar el salto al maratón a los 28.
El corredor keniano dominaba las distancias largas en pista, pero el maratón suponía un gran salto: entrenamientos más duros, esfuerzos más largos y, sobre todo, el complicado manejo de la nutrición durante la carrera, entre otros factores que hacen que esta distancia sea mucho más exigente.
Antes de su debut en 2013, Kipchoge compartía las dudas que muchos corredores primerizos tienen: temía sufrir un dolor muscular incontrolable o "chocar contra el muro" a falta de 5 kilómetros. "Ese miedo fue muy grande cuando empecé en el maratón," confesó a Runner’s World. "Pero tras entrenar, aprender trucos y entender cómo preparar un maratón, puedes afrontarlo bien".
En abril de 2013, Kipchoge logró su primera gran hazaña en esta prueba, ganando el Maratón de Hamburgo con récord de circuito en 2:05:30. Doce años después, es considerado “El GOAT” (el mejor de todos los tiempos), con dos oros olímpicos en maratón, 11 victorias en los World Marathon Majors y una marca histórica de menos de 2 horas en una carrera especial.
Mucho se ha hablado de su impresionante ritmo, de sus últimas zapatillas Nike o de su sonrisa contagiosa para rendir al máximo. Pero la nutrición ha sido clave en su éxito, una habilidad que ha perfeccionado con práctica y precisión. Desde hace cinco años, Kipchoge utiliza Lingo mientras entrena, un monitor de glucosa que ofrece datos en tiempo real sobre cómo reaccionan su cuerpo y su alimentación. Este biosensor, que se lleva en la parte trasera del brazo, envía información al móvil para optimizar la hidratación y la nutrición según las necesidades personales.
Para Kipchoge, Lingo ha sido fundamental para construir una rutina de alimentación antes, durante y después de sus entrenamientos. Le ha ayudado a entender cómo responde a la ingesta de líquidos, qué alimentos priorizar según la fase de entrenamiento y cuáles reducir para rendir mejor en carrera. “Ahora sé lo que hago. Sé qué comer, cómo comer, y mi mente está tranquila porque el cuerpo recibe la energía que necesita,” explica.
Su equipo trabaja con un nutricionista en su base principal en Kaptagat, Kenia, y Lingo sirve para confirmar si el plan de alimentación funciona. Gracias a este sistema, Kipchoge ajusta su dieta antes de esfuerzos importantes, especialmente cargando carbohidratos durante toda la semana previa a la competición. El día que habló con Runner’s World, se preparaba para un rodaje largo de 30 km comiendo arroz, patatas y bebiendo mucha agua para afrontar los 18,5 km del día siguiente.
Los datos también le han enseñado a gestionar mejor su hidratación el día de la carrera. Antes era muy meticuloso bebiendo cada cinco kilómetros, pero ahora sabe que saltarse un avituallamiento no afecta su rendimiento. “Mi mente está tranquila. Si fallo uno, sigo al siguiente, lo cojo y continúo,” afirma.
Con años de experiencia perfeccionando su técnica y una carrera llena de éxitos, Kipchoge ha vivido altos y bajos. Tras una temporada complicada en 2024, ahora recupera la forma.
El 27 de abril de 2025, terminó sexto en el Maratón de Londres con un tiempo de 2:05:25 — doce años después, sigue corriendo más rápido que cuando empezó. Fue el mejor en la categoría máster y se quedó cerca del récord mundial máster de Kenenisa Bekele, de 2:04:15, establecido en Londres 2024.
Este resultado supuso una especie de resurgir para Kipchoge, que en 2024 había acabado décimo en Tokio y abandonado el maratón olímpico de París por dolor en la cintura. Ocho meses después, en Londres, corrió en cabeza gran parte de la carrera y, aunque flojeó sobre el minuto 90, remontó del noveno al sexto puesto en los últimos 12 km.
Una vez más, Kipchoge confió en los datos de Lingo durante la carrera, que mostraron que puede beber menos líquidos en entrenamientos largos y maratones. Incluso en su vigésimo segundo maratón, esta leyenda sigue aprendiendo nuevas formas de exprimir al máximo su cuerpo.
