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Cuidas tu cuerpo, ¿pero cuidas igual de bien tu piel? Le das duro al gimnasio, haces tu sesión de cardio, comes bastante sano (más o menos) y puede que incluso controles tus macros. Pero, ¿estás prestando la misma atención a la salud de tu piel?
No basta con lavarse la cara y echarse un poco de aftershave. Especialmente si repites ciertos hábitos diarios que, aunque parezcan inofensivos, con el tiempo pueden pasar factura. Sequedad, brotes de acné, irritaciones, envejecimiento prematuro... e incluso un mayor riesgo de cáncer de piel. Todo eso puede venir de rutinas equivocadas o de no hacer nada en absoluto.
La buena noticia: no hace falta una rutina con diez pasos. No necesitas llenar el baño de productos ni dedicar media hora cada mañana y cada noche. Con unos pocos gestos sencillos, pero bien hechos, puedes mejorar notablemente la salud de tu piel. Al fin y al cabo, es el órgano más grande del cuerpo y también merece atención.
8 hábitos sorprendentes que están dañando tu piel
1. Saltarse el protector solar diario
Sí, sí, ya lo has oído mil veces. Pero hay una razón por la que este consejo encabeza todas las listas de cuidado de la piel: olvidarse del protector solar es uno de los hábitos diarios que más perjudican la salud cutánea. “El protector solar es la línea de defensa definitiva frente a la exposición solar y la radiación ultravioleta”, afirma la dermatóloga Michele Green, de Nueva York.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., solo el 12,3 % de los hombres mayores de 18 años usa siempre protector solar cuando pasa más de una hora al sol. La realidad es que, haga sol o esté nublado, sea verano o invierno, si no te lo aplicas a diario estás dejando tu piel desprotegida frente a la hiperpigmentación, las arrugas marcadas, el envejecimiento prematuro e incluso el cáncer de piel. Y esto vale para todos los tonos de piel: las personas con piel más oscura cuentan con una protección natural gracias a la melanina, pero eso no significa que deban prescindir del SPF.
Además, el protector solar no es solo para la cara. “Los hombres suelen olvidarse de aplicarlo en la parte superior de las orejas, que es una zona muy común para el desarrollo de cáncer de piel, especialmente en quienes llevan el pelo corto”, señala el dermatólogo Brian Toy, del Providence Mission Hospital en el condado de Orange (California) y profesor clínico en la Facultad de Medicina de la Universidad del Sur de California. “También es habitual que los hombres calvos se olviden del cuero cabelludo, otra zona especialmente sensible”. Lo ideal es usar al menos un SPF 30, que bloquea el 97 % de los rayos UV. Si usas uno inferior, tu piel seguirá siendo vulnerable al daño solar.
2. No lavar las sábanas con regularidad
Si estás lidiando con brotes de acné e irritaciones, el culpable puede que no sea tu rutina de cuidado facial, sino lo que hay entre tus sábanas. “La piel de los hombres, al ser naturalmente más grasa por el efecto de la testosterona, produce más sebo, que junto al sudor se transfiere a las fundas de almohada y a las sábanas mientras dormimos”, explica el dermatólogo Angelo Ayar, especialista en dermatología quirúrgica, cosmética y médica en el sur de Florida. Esto crea un entorno ideal para la proliferación de bacterias y alérgenos como los ácaros del polvo, que pueden provocar granos, enrojecimiento y brotes de eccema. Dormir sobre ropa de cama sucia, además, puede agravar lo que se conoce como acné mecánico, un tipo de acné causado por la fricción y la presión derivadas del contacto prolongado con superficies contaminadas, añade el doctor.
Un dato: más de una cuarta parte de los estadounidenses solo lava las sábanas una vez al mes, según una encuesta Por qué no todos podemos usar zapatillas con placa estudios anteriores muestran que los hombres solteros esperan, de media, 45 días antes de cambiar la ropa de cama.
Para proteger tu piel, el Dr. Ayar recomienda lavar las sábanas una vez por semana con agua caliente (al menos a 60 °C), usar detergentes sin fragancia, y considerar fundas de almohada y sábanas de seda o bambú, que absorben menos grasa. También aconseja ducharse antes de acostarse para reducir la transferencia de sebo e impurezas al tejido.
3. Usar jabón corporal en la cara
Los jabones corporales, especialmente los de pastilla, suelen ser demasiado agresivos para la piel del rostro, que es más fina y sensible que la del resto del cuerpo. El resultado, según explica el dermatólogo Brian Toy, es claro: “Estos jabones eliminan los aceites protectores de la cara, lo que provoca sequedad, irritación y un empeoramiento de las líneas de expresión y arrugas”.
Y no, no vale con lavarse solo con agua. “Muchos hombres no limpian bien su rostro, y eso puede contribuir al acné, la obstrucción de poros, la textura irregular, la foliculitis (pelos enquistados), entre otros problemas”, señala el Dr. David Kim, dermatólogo cosmético en Nueva York.
Para eliminar correctamente la suciedad —es decir, el sudor, el exceso de grasa, la contaminación y las bacterias que la piel acumula a lo largo del día— lo ideal es usar un limpiador suave, sin fragancias, específicamente formulado para la piel del rostro. Este tipo de producto ayuda a eliminar residuos sin dañar la barrera natural de la piel, permitiéndole mantenerse equilibrada, protegida y saludable.
4. No usar crema hidratante
Saltarse la hidratación puede parecer una forma sencilla de mantener una rutina mínima, pero a la larga puede ser contraproducente. “Muchos hombres —especialmente aquellos con piel grasa o propensa al acné— evitan las cremas hidratantes porque creen que obstruirán los poros o que les dejarán la cara más brillante”, explica William Shipman, MD, PhD, dermatólogo en Pasadena, California. Sin embargo, “una piel deshidratada puede compensar en exceso produciendo más grasa, lo que favorece los brotes y una textura irregular”.
Esto cobra aún más importancia con la edad. “A medida que los hombres envejecen, su piel se vuelve más seca debido a una disminución en la producción de grasa natural. Esta grasa, llamada sebo, actúa como un hidratante natural y se mantiene en la superficie de la piel para evitar la pérdida de agua por evaporación”, señala el Dr. Toy. “Una crema hidratante imita la función del sebo y ayuda a restaurar la barrera cutánea, reduciendo así la deshidratación”.
No es necesario recurrir a productos costosos, añade Toy. Basta con elegir una crema ligera que contenga emolientes de base oleosa como ceramidas, siliconas o manteca de karité, que forman una barrera protectora, o humectantes de base acuosa como glicerina, aloe vera o ácido hialurónico, que atraen la humedad del ambiente y de las capas más profundas de la piel para mantener la hidratación, calmar la inflamación y prevenir los signos del envejecimiento.
5. Retrasar la ducha después del gimnasio
Saltarte la ducha después de entrenar puede ahorrarte tiempo, pero quedarte con la ropa del gimnasio empapada de sudor —especialmente si es ajustada— retiene la humedad contra la piel y crea el ambiente perfecto para que las bacterias prosperen. “Es muy importante quitarse la ropa sucia inmediatamente, de lo contrario estás favoreciendo la obstrucción de poros, el acné corporal y las infecciones por hongos”, advierte el Dr. Kim.
Además, conviene cuidar la temperatura del agua. Poner el grifo al máximo de calor —ya sea en la ducha o al lavarse la cara en el lavabo— “puede resecar la piel, dañar su barrera natural y provocar enrojecimiento, sequedad y sensibilidad”, añade. Si prefieres el agua caliente, limita el tiempo a un máximo de cinco minutos; en caso contrario, una temperatura más baja será más amable con tu piel y seguirá siendo eficaz.
6. Descuidar la higiene adecuada al afeitarse
El vello facial masculino crece denso y con rapidez, por lo que es importante mantener una buena técnica de afeitado e higiene para evitar microdesgarros (pequeñas abrasiones en la piel que quizá no sean visibles pero permiten la entrada de irritantes y microbios), irritación, hiperpigmentación y pelos enquistados, según explica el Dr. Ayar. La Dra. Green añade que los hombres con vello grueso o rizado son más propensos a sufrir irritación por el afeitado. “Después de afeitarse, el vello grueso o rizado tiende a curvarse y quedarse atrapado bajo la piel, lo que provoca granitos o pelos encarnados”, señala.
Lo ideal es afeitarse cada uno a tres días, dependiendo del ritmo de crecimiento del vello (afeitarse en exceso puede provocar microdesgarros e inflamación). “Antes de afeitarte, utiliza un limpiador facial suave para eliminar la suciedad y la grasa, y después ablanda el vello con agua templada o una toalla húmeda durante uno o dos minutos para reducir la fricción (también puedes afeitarte justo después de la ducha, cuando los poros están abiertos)”, indica. “Aplica un gel o crema de afeitado con efecto lubricante—nunca jabón—y usa una cuchilla afilada y limpia de una o dos hojas. Enjuaga la cuchilla tras cada pasada para evitar la acumulación de bacterias y eliminar el vello atrapado. Al terminar, aclara con agua fría, seca con suaves toques y aplica un hidratante calmante sin alcohol, con ingredientes como aloe o niacinamida para calmar la piel.”
7. Quitarse los pelos encarnados, los granos o las zonas ásperas
Todo el mundo lo hace. "Pero los hombres —especialmente los que se afeitan o tienen vello facial grueso— son más propensos a sufrir pelos enquistados y a menudo intentan 'sacarlos a la fuerza'", explica la Dra. Shipman. "Este hábito casi siempre causa más daños que beneficios: cicatrices, hiperpigmentación e incluso infecciones". Y un grano puede empezar siendo pequeño, pero "el acné puede ser no inflamatorio, cuando está obstruido con células muertas, suciedad, exceso de grasa y otras impurezas, o inflamatorio, cuando también hay bacterias atrapadas en los poros", señala la Dra. Green. "Manipular un grano puede esparcir el contenido del poro por otras zonas de la piel y provocar más acné, inflamación, cicatrices e incluso la propagación de la infección bacteriana".
La Dra. Green añade que las personas con tonos de piel más oscuros son más propensas a sufrir hiperpigmentación postinflamatoria, es decir, manchas oscuras tras manipularse la piel. "Las personas con piel más oscura tienen más melanocitos, que son las células encargadas de producir melanina", explica. "La inflamación provocada por la manipulación de la piel puede estimular estos melanocitos y hacer que generen un exceso de pigmento, lo que deriva en manchas oscuras en la zona afectada".
La regla de la Dra. Shipman es clara: "Si te dan ganas de tocarlo, probablemente necesita tratamiento, no ser exprimido". Mantén las manos alejadas y aborda el problema con tratamientos tópicos u orales, aconseja la Dra. Green. "Para el acné leve, los productos de venta libre que contienen ácido salicílico o peróxido de benzoilo pueden ser eficaces", dice, aunque siempre es buena idea consultar primero con tu dermatólogo o médico de cabecera. Y si necesitas medicamentos con receta —como antibióticos tópicos u orales— para los casos más moderados o graves, ellos podrán ayudarte. Mientras tanto, los parches o pegatinas especiales también pueden ayudarte a controlar ese impulso de tocarte la piel, concluye.
8. No arreglarse la barba
Saltarse el lavado habitual, nunca exfoliar o aplicar productos densos que atrapan suciedad puede convertir tu barba en un caldo de cultivo para cosas que realmente no deberían estar en tu rostro. “Las barbas son un imán para microbios, incluidos levaduras, hongos y bacterias”, explica el Dr. Toy. “El pelo, el aceite y la humedad alrededor de la boca proporcionan un ambiente propicio para que los microbios prosperen.” Esto puede causar problemas en la piel como picor, enrojecimiento, descamación similar a la caspa, además de acné, foliculitis y dermatitis.
Una barba sana comienza con una piel sana. “Lávalo a diario con un limpiador suave para barba o facial para eliminar residuos y evitar el crecimiento excesivo de bacterias”, aconseja el Dr. Ayar. “Exfolia una o dos veces por semana con un exfoliante químico suave, como el ácido salicílico, para eliminar la piel muerta y prevenir pelos enquistados, y luego acondiciona con un aceite o bálsamo para barba que contenga jojoba o aceite de argán para hidratar la piel y suavizar el pelo.” También deberías cepillar tu barba a diario con un cepillo de cerdas de jabalí para repartir los aceites, desenredar y recortarla regularmente.
