- ¿Por qué deberías comerte también las pepitas de la sandía?
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El campeón del mundo de bofetadas se entrena reventando sandías
Es la fruta del verano por excelencia. Has acabado tu comida familiar y llega la hora de la sandía. Tu cuñado mira para un lado, tu hermana para otro, tu suegro trastea con el móvil… Sí amigo, nadie quiere cortarla. Porque no no engañemos, cortar una sandía entera es un coñazo, además de peligroso según en qué manos acabe el cuchillo.
Pero tranquilo, aquí está Esquire para solucionarte el pastel. En la próxima reunión vas a coger tú la sandía por los cuernos, y vas a quedar como un señor. Pero antes, respóndenos a la pregunta del millón.
Empezamos: así es como debes enfrentarte a una sandía entera.
1. Corta los extremos
Utiliza una tabla de cortar para colocar encima la sandía. Ahora, pega un corte en los dos ‘culos’. Puede ser con un cuchillo bien afilado pero uno grande de sierra también te puede valer.
2. Pártela por la mitad
Ahora gira la sandía 90 grados y divídela en dos mitades iguales.
3. Sigue dividiendo en dos
Coloca cada mitad con la carne hacia abajo y córtala en dos por la parte de la piel. En este punto deberías tener cuatro trozos más o menos iguales.
4. Haz triángulos
Ahora coge cada una de las cuatro partes, apoya en la tabla con la piel hacia arriba y corta rodajas de uno o dos centímetros de ancho. Ya tienes la sandía partida y a tu cuñado flipando.
Truco final: esto es opcional, pero si espolvoreas un poco de sal sobre las rodajas, esta fruta gana enteros. El dulzor de la sandía se multiplica: compruébalo.