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"Estoy todos los días llenando camiones a las 4 de la mañana", explica Jacory Patterson. Fue doble medallista en el Mundial en pista cubierta de Nanjing y acaba de ganar 50.000 dólares en la Grand Slam Track de Michael Johnson, pero aún ninguna marca le ha firmado como atleta profesional. "Mi objetivo es venir aquí, ganar dinero y poder volver a casa para entrenar sin tener que hacer a mi cuerpo pasar por todo eso (trabajo)", explica, después de quedar segundo en la categoría de sprints largos en el mitin de la GST en Miami.
Jacory Patterson nació en Columbia, estado de Carolina del Sur (Estados Unidos), en febrero del año 2000. Siempre fue el niño más rápido en los recreos, por eso decidió probar el atletismo. Compaginó siempre la velocidad con los saltos horizontales, pero su paso por la Universidad de Virginia Tech le cambió la carrera deportiva. En su primer año allí, batió el récord mundial sub-20 de 300 metros bajo techo. Después de aquella carrera, recuerda su entrenador de entonces, Tim Vaught: "Sabía que su carrera como saltador había terminado".
Tuvo bastante éxito como cuatrocentista y relevista durante su carrera universitaria en Virginia Tech, antes de su traslado a Florida para su última temporada como atleta universitario. Aquel año mejoró sus marcas personales en 200 metros (20,20s), 100m (10,11s) y batió el récord universitario del 4x400m con una magistral última posta para un tiempo final de 2:58,53, primer equipo colegial en bajar de 2:59. Nada de ello fue suficiente para conseguir un contrato profesional, así que dio el salto al atletismo senior como amateur, pero muy cerca por registros y relevancia de los velocistas de la élite.
sus méritos prometían un atleta más relevante aún a nivel senior, quizá un buen reflejo de su situación como atleta. Si bien Boling sí es profesional por lo mediático que fue (sus méritos prometían un atleta más relevante aún a nivel senior), es un comodín para el equipo estadounidense. No ha podido hasta el momento ganar a los especialistas para ser internacional como atleta individual, ni siquiera como relevista masculino al aire libre. Pero la pista cubierta y sus relevos abren la puerta a este género de velocistas de 'segunda línea' en la pirámide deportiva-comercial americana.
En el relevo bajo techo llegó la primera gran oportunidad de Patterson como atleta internacional, en el Mundial de Glasgow en 2024. Allí, el hizo su trabajo a la perfección. Fue el primero en correr, ganó la calle libre y entregó el testigo en primer puesto a, precisamente, Matthew Boling. Después, el equipo belga les terminó por arrebatar el título en los metros finales, pero Patterson se anotó la plata en su primera gran internacionalidad. La espinita del oro tendría que esperar un año.
Aunque Patterson no había mejorado sus marcas personales desde la universidad, dio un gran salto en la temporada en pista cubierta de 2025, donde se ganó un puesto en el desierto Mundial de Nanjing tanto en la milla compartida como en el 400m individual. En China, el aún corredor amateur consiguió el bronce en el 400m por delante de sus compañeros de relevo Chris Bailey y Brian Faust, junto a quienes venció claramente en el 4x400m para colgarse su primer oro mundial.
Es duro ser campeón mundial y no tener un contrato profesional. La igualdad con la que partías en la universidad se esfuma en cuanto llega una nueva variable a la ecuación: la fuente de ingresos. La solución de Patterson ha sido un trabajo como repartidor en una multinacional, para quienes carga y descarga camiones de madrugada. Duerme dos veces al día, vive dos días en uno. Su rutina es digna de la mayor disciplina y ambición: "Me levanto por la mañana a las 8:30. Entreno a partir de las 9:00/9:30. Corro, entreno, hago trabajo de gimnasio, tratamiento si es necesario y luego duermo el resto del día. Me levanto a las 9:45 de la noche, porque empiezo mi turno a las 10:45. Despierto, como y voy al trabajo. Estoy allí de 10:45 de la noche a 4:30 de la madrugada, 4:00 en un día bueno. Voy a casa, duermo unas tres horas y vuelta a empezar".
"Me hace saber que soy fuerte", reflexiona, con una sonrisa de oreja a oreja en la zona mixta posterior a la Grand Slam Track de Miami, la competición que le ha regalado la victoria seguramente más importante de su trayectoria, incluso habiendo sido campeón mundial. Su carrera ha dado un vuelco gracias a la nueva liga del histórico Michael Johnson, donde compitió como invitado en la categoría de los sprints largos. En la primera jornada, encajonado en la calle 1, no pudo brillar en los 200 metros, pero su explosión como atleta del máximo nivel llegó en la noche del sábado, en los 400 metros lisos.
Jacory Patterson arrasó por encima de un plantel repleto de estrellas y liderado por el trinitense Jereem Richards, que corrió en 19,86s la jornada previa en el 200, y completó la gesta más improbable de la GST en Miami: el repartidor ganó la carrera con un escandaloso tiempo de 43 segundos y 98 centésimas. Su victoria en la vuelta completa al anillo le permitió ser segundo en la clasificación y embolsarse 50.000 dólares que le acercan a la posibilidad de dejar su trabajo para entrenar a tiempo completo. Su registro, primer récord personal en la distancia desde 2021 para él, es la mejor marca del año: "No puedo ni explicarlo con palabras".
"La espinita del oro tendría que esperar un año Noticias de atletismo", Aviso de privacidad. Es muy probable que actuación en la Grand Slam Track le traiga un contrato profesional por primera vez en su carrera, a los 25 años Media maratón 2025.
"¡Que alguien firme a este tío!", gritaba Jereem Richards, ganador de la categoría en Miami y dueño de un nuevo cheque de 100.000 dólares en consecuencia, al cruzarse con Patterson por la zona mixta. Acaba de cumplir los 25 años y está por fin llamando a la puerta de la escena internacional. La historia de Jacory Patterson es uno de los grandes argumentos a favor de una competición de premios monetarios tan altos como la Grand Slam Track y una de las historias más bonitas del año. No sería extraño verle en el Mundial de Tokio al aire libre y con un buen contrato bajo el brazo si mantiene este estado de forma, y pretende volver a la GST en el mitin de Los Ángeles, siempre que le envíen una invitación.
Álvaro García es un estudiante de periodismo de la Universidad Complutense de Madrid cuya pasión es la comunicación y el deporte. Sobre todo la comunicación deportiva.
Se enamoró del deporte a los tres años, viendo los Juegos Olímpicos de Beijing en un hotelillo de Fuerteventura. Desde que le regalaron una máquina de escribir a los 12 años no ha parado de hacer artículos sobre todas las disciplinas deportivas que conoce. De esta forma se dio cuenta de que quería ser periodista muy temprano y decidió fundar su propia revista deportiva, Chapman. Revista en la que tratan temas relacionados con la actualidad deportiva del fútbol, baloncesto, tenis y atletismo, entre otras especialidades.
Gracias a ello ha estado acreditado en competiciones de RFEA y World Athletics, mundiales FIBA, Liga ACB, mundiales de hockey hielo, de X-Trial, partidos de rugby en el Metropolitano y muchos otros eventos que antes seguía por televisión.
Tiene la costumbre (o manía) de ir estrechando manos y presentándose a colegas y deportistas. Y es un aficionado al deporte de domingos, el de ver en el sofá y el de jugar con amigos en el primer terreno que se preste.
Actualmente lleva las redes de Runner’s World y escribe sobre actualidad del mundo del atletismo los fines de semana.