Legendario, mítico y único en su especie. Hablamos del Ironman de Hawái, el famoso recorrido de Kona, de 226 kilómetros, que comprende natación (3,8 km en el océano), ciclismo (180 km) y carrera a pie (42 km), una de las competiciones más duras del mundo y el sueño de todos los triatletas.

Y la última edición celebrada en la mítica región de Kona, en Hawái no defraudó, con varios récords barridos como manda la tradición. En primer lugar, el ganador: el alemán Patrick Lange, que terminó con un tiempo de 7h35:53, batiendo en casi cinco minutos el anterior récord del recorrido, establecido por Gustav Iden en 2022. «Siempre he dicho que mi mejor día está por llegar», comentó el triatleta: »Nadie creía en mí y este es el día. Este ha sido el día perfecto».

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Ezra Shaw//Getty Images
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Tiempos de maratón en el legendario Ironman de Kona

Lange, de 38 años, sólo era decimotercero tras la etapa de 180 kilómetros en bicicleta, por detrás del defensor del título, el francés Sam Laidlow, a más de nueve minutos. Luego llegó el comienzo de la obra maestra, terminando el maratón en 2h37:34, a un asombroso promedio de 3'42» por kilómetro, justo por encima del récord del curso (2h36:15 establecido por Iden en 2022).

El alemán se ha hecho con su tercer título Ironman Kona tras los de 2017 y 2018. Además, es el segundo campeón del mundo Ironman masculino más veterano de la historia tras el australiano Craig Alexander (en 2011, con 38 años). El segundo puesto fue para el danés Magnus Ditlev, que paró el crono en 7h43:39, mejor que Lange solo en la bicicleta, donde acabó cuatro minutos más lento. 2 horas, 46 minutos y 10 segundos fue su tiempo en maratón. Dos minutos menos que Rudy von Berg (EE.UU.), tercero en la general, que terminó en 7h46:00.

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¿La carrera para mí? Una pasión, un momento para liberar la mente, mirar los paisajes circundantes con una sonrisa, para convivir y superar la fatiga. Ha sido reportero del periódico Resto del Carlino durante veinte años, y todos los días busca historias que contar, de hechos que han sucedido, de rostros. El deporte siempre ha formado parte de mi vida, primero el baloncesto (hasta el antiguo B2), que me «siguió» desde los 11 años, y luego correr. La primera media maratón, en «mi» Ferrara en 2020, fue un éxito increíble, no tanto por el tiempo, sino por la consecución de un objetivo que hasta entonces, para mí, parecía imposible. Desde ese día se han disputado muchas competiciones, de Bolonia a Trento, de Rávena a Florencia, siempre con una sonrisa en la cara y con la certeza de que, después de tantos sacrificios, cruzar esa línea de meta significa coronar un sueño. Para poder gritar, con los brazos al cielo: lo logré. Esta es la lección que me gustaría dar a mis tres maravillosos hijos.