Quincy Hall, estudiante de Gainesville (Florida), 26 años, creyó más que nadie en la siempre impredecible final de los 400 metros, una de las pruebas más abiertas del atletismo actual, en una final sin el vigente rey olímpico, Steven Gardiner, y sin el vigente campeón mundial, Antonio Watson, que ni siquiera se clasificó para los Juegos Olímpicos del París 2024.

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Christian Petersen//Getty Images

El estadounidense se adueñó de una final espectacular con marcas brillantes, algo difícil de pronosticar a la vista de la temporada. Tampoco nadie habría apostado por su victoria al verle entrar en la pelea por la quinta posición en la última recta. La primera mitad de la carrera la cubrió quinto en 21,08s y por los 300 metros pasó en 31,4s. Por delante parecían escapar todos, y más que nadie el trinitobagués Jereem Richards, al que como a todos los 400 metros se le hicieron largos.

La vuelta a la pista es para los que regulan y para los que menos velocidad pierden en los últimos metros, y esa lesión la tenía bien aprendida Hall, que encontró arrestos para ir pasando rivales y en los últimos diez metros rematar al plusmarquista europeo Matthew Hudson-Smith cuando prácticamente olfateaba el oro y un registro para los libros, casi tanto como el que logró el estadounidense: 43,40 segundos, la cuarta mejor marca de la historia, la mejor desde que Wayde Van Niekerk, desviado a los 200m en París, batiera el récord mundial con 43,03s en los Juegos de Río.

El británico no se quedó atrás, y en un año en el que ha roto la barrera de los 44 segundos para los velocistas europeas se quedó a solo cuatro centésimas con una nueva plusmarca europea de 43,44s, y una de las revelaciones de los Juegos Olímpicos, el zambiano Muzala Samukonga batió su récord nacional y abrochó el bronce con 43,74s. Richards, que también corrió los 400m más rápidos de su vida, con récord de Trinidad y Tobago, se quedó sin podio con 43,78s y también el veterano granadense Kirani James, campeón olímpico hace doce años en Londres, corrió en un notable tiempo de 43,78s.

El irregular Michael Norman resultó el gran decepcionado de la final con el último puesto (45,62s), pero a Estados Unidos esta vez no se le escapó la victoria. "Cambiarme de las vallas a los lisos cambió mi vida. En la recta final solo estaba pensando 'vete a casa, señor, vete a casa", celebró eufórico. Y luego remató. "Estoy bien. Vamos. Preparado para correr otra vuelta", se sobró.

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Ismael Pérez es periodista experto en atletismo y deporte olímpico. Se enganchó en los Juegos Olímpicos en Atenas 2004 y desde entonces es feliz siguiendo competiciones desde la tribuna de prensa, hablando con los deportistas, siguiéndolos en las redes sociales y contando historias, aunque también saliendo con la bicicleta o saltando en un concierto.

Estudió la Licenciatura de Periodismo en la Universidad de Valladolid y tiene un Máster en Periodismo y Comunicación Digital en la EAE Business School de Madrid. Ha vivido en Turín y Roma y ha cubierto actualidad de todo tipo en El Norte de Castilla, El Mundo de Castilla y León, Televisión Castilla y León, Rome Reports y trabajado la comunicación corporativa en Burson Cohn & Wolfe. También ha escrito sobre grandes campeonatos de atletismo en Somos Olímpicos, Vavel o Foroatletismo y ha intervenido en la IAAF Global Running Conference en Lanzhou (China).

Con una trayectoria de más de una década en el oficio, lleva desde 2019 vinculado a Runner's World, Men's Health y Women's Health en Hearst Magazines y escribiendo sobre actualidad del atletismo de competición, carreras populares, triatlón, trail running, olimpismo aunque a veces también le ha tirado al ciclismo, la escalada, la vela, la natación, el tenis, el piragüismo, el judo, el snowboard…o cualquier cosa que tenga hueco en los Juegos Olímpicos (que no Olimpiadas).