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El atleta más completo de España Calendario Maratones 2025 Jorge Ureña, pero su trono lo ambiciona un todoterreno que acaba de cumplir los 23 años. Bruno Comín Pescador (Santander, 2000) abandonó su tierra después del verano para trasladarse a la Universidad de Washington, en Seattle (Estados Unidos), donde dispone de todos los medios para apuntar alto, mientras completa sus dos últimos años de estudios de Nutrición para añadirlos a un currículum en el que ya figuran Ciencias del Deporte.
En este invierno ha mejorado su marca en seis de las siete pruebas que componen el heptatlón en pista cubierta, y ha superado los 6.000 puntos, como solo el propio Ureña y el medallista olímpico Antonio Peñalver habían conseguido antes. La marca no se homologará, porque el kilómetro final se corrió en un óvalo de 300m de cuerda, pero ahí quedan los 5.992 puntos que logró un par de semanas más tarde, cuando terminó 8º en el Campeonato Universitario de Estados Unidos. Sin descanso, ya ha comenzado a competir al aire libre y mejorado su marca en 110m. vallas (14,31s), su prueba más fuerte.
Antes de cruzar el charco, Comín ya había sido campeón de España absoluto de decatlón, en la extraña edición de 2020, y campeón sub-23 en su ciudad el año pasado, donde se repuso de las lesiones que le lastraron en el Absoluto. Entonces le dirigía Ramón Torralbo, el hombre que llevó a la gloria olímpica a Ruth Beitia, con el que tiene claro que seguirá entrenando si regresa a casa.
Y todo empezó en 2015, cuando sus padres le mandaron a estudiar un curso a Canadá, donde adquirió un nivel de Inglés que ahora en apenas un mes ha refrescado para manejarse con soltura con sus compañeros de los Huskies, su equipo. Allí un tal Damian Warner, hoy campeón olímpico, le empujó hacia las combinadas, donde espera unirse al selecto club de los 8.000 puntos esta misma primavera.
¿Cómo es tu día a día en Estados Unidos?
Aquí te levantas y a las ocho o nueve ya estás con las clases, que a veces son presenciales y otras son online. A las diez normalmente ya has acabado las clases y te vas a entrenar, más enfocado en pesas, rehabilitación y fisioterapia. Son dos o dos horas y media. Después vamos al comedor de la universidad, que es solo para los atletas y tiene una comida de muy buena calidad, preparado para nosotros, nada que ver con los tópicos de la dieta americana. Después, tenemos un rato de descanso, estudiamos un poco, vamos a alguna otra clase que tengamos y entrenamos otras dos o dos horas y media en la pista, por lo que al final trabajamos unas cinco horas cada día.
¿Vives dentro de la universidad?
En mi beca, que es completa, tenía la oportunidad de quedarme dentro del campus o que me pagaran el alquiler de un apartamento fuera, que fue la opción que escogí, y hablé con dos compañeros del equipo de atletismo, Ollie Thorner [decatleta británico de 22 años] y Cass Eliott [estadounidense de 22 años que corre 400m. vallas], y nos cogimos un piso a diez minutos del campos. Los gastos que tenemos de luz y agua también nos los cubre la universidad.
¿En qué se diferencia ese sistema del que seguías en Santander, cuando entrenabas con Ramón Torralbo por un lado, y acudías a la Universidad Europea del Atlántico por otro?
En España eran dos mundos diferentes y estaba intentando vivir los dos por separado, intentando equilibrarlos de la mejor manera posible. No tenía ningún tipo de ayuda por parte de la universidad para mover trabajos y exámenes por competiciones. En el entrenamiento, gracias a Ramón tenía libertad para entrenar cuando mejor me cuadrara, porque él estaba todo el día en la pista. Aquí, en embargo, lo principal es que te saques la nota que te tengas que sacar, pero te ponen todas las facilidades. Cada vez que viajamos, desde el equipo de atletismo informan a los profesores y ellos te modifican los trabajos y los exámenes y te hacen un plan aparte para que adquieras todo el conocimiento que tendrías que haber cogido yendo a clase, pero de otra manera.
¿Y a nivel puramente de entrenamientos?
En España, sobre todo con Ramón Torralbo, estaba muy acostumbrado a que la técnica fuera la parte principal del entrenamiento. Los dos estamos, yo y Ramón, la verdad que hacemos buena pareja y hacemos cuando vuelva, porque tengo pensado seguir entrenando con él si vuelvo a Estados Unidos en algún momento. Somos unos locos de la técnica, para que sea lo más parecido a un especialista, y luego conseguir la forma física. Aquí la técnica pasa a un segundo plano y buscan que físicamente estés como un tiro, que corras y saltes mucho, y si luego la técnica acompaña, mejor, pero no es lo que buscan. Aquí tenemos cinco días de impacto, correr, saltar, esprintar, vallas...en España eso eran tres días y luego los otros tres eran pesas o rehabilitación. Aquí se trata de machacar el cuerpo a diario y llegar al fin de semana o al final del bloque como puedas.
Descansaréis algún día.
Sí, los domingos descansamos, y el truco es que tenemos disponibles todo el día a los fisioterapeutas, masajistas y rehabilitadores. Sin eso no sería posible ni de cerca entrenar como lo hacemos. Si acabas un entrenamiento con la más ligera molestia, vas directo al fisio y te trata, y hasta varias veces al día, porque a un decatleta le puede molestar a la vez el isquio de un esprint o el hombro de la jabalina. Nos miran las veces que haga falta, nos mandan al especialista y nos tienen súper cuidados.
Entiendo que en España eso era muy diferente.
Claro, allí me lo tendía que buscar por mi cuenta, llamar al fisioterapeuta, pagármelo yo, y que tengan citas disponibles. Normalmente me reservaba una cita una vez a la semana, el jueves o el viernes, pero si el lunes me hago daño lo que necesito es que me miren ese día. Eso al final afecta al entrenamiento y aquí, si afecta, es lo mínimo posible. Y eso es una ventaja enorme.
¿Cómo de diferente es la planificación allí? En apenas dos semanas pasaste de competir en el Campeonato Universitario de pista cubierta a las primeras pruebas al aire libre.
Sí, aquí empezamos a principios de septiembre a entrenar y hasta enero o febrero hacemos un bloque de carga para ponernos en forma. Eso sí, una vez empiezan las competiciones, aquí se compite todas las semanas o una sí y una no. Se enlaza todo hasta el final de temporada. En mi caso, por hacer decatlón, seguramente tenga más descanso o libertad porque en las semanas previas a una combinada no me van a machacar tanto y después hay que recuperarse.
¿Cómo llegas al atletismo primero y al decatlón después?
Desde pequeño hacía todos los deportes menos atletismo. Fútbol, baloncesto...de todo. Un verano, a mi padre se le ocurrió apuntarme a un campus de atletismo de niños pequeños para que mejorara la técnica de carrera, porque me había visto correr jugando al fútbol y daba miedo, parecía que me iba a desmontar. Y me gustó y me quedé con el atletismo. Durante un año lo compaginé con el fútbol, y luego, en 2015, me fui un año a estudiar a Canadá, y allí en el campeonato del estado hice altura, pértiga y jabalina.
Allí estaba dando una charla Damian Warner [campeón olímpico en Tokio, bronce en Río 2016 y uno de los cuatro únicos hombres en la historia en pasar los 9.000 puntos], el mejor del mundo ahora mismo, en mi opinión, y vino a hablar conmigo y a decirme que si había conseguido medalla en tres pruebas, tenía que probar el decatlón, que podía destacar por mi polivalencia, y le hice caso. Probé y me encantó porque a los 16 años no buscas la mejor marca de la historia, solo pasártelo bien, y así nació mi relación de amor con el decatlón.
¿Algún momento de revelación que te cambiara el chip, que vieras que podrías llegar a ser internacional?
Cuando era sub-20 de primer año, en el campeonato de España de Murcia, había estado entrenando por primera vez para ir a por medalla, y logré la plata. Con eso me seleccionaron para ir a un mitin internacional, un encuentro entre varios países con la selección española. Ese fue un momento para muy importante porque vi que si seguía entrenando cada vez más fuerte podía lograr mejores resultados. En ningún momento me planteé si podía llegar a la élite de España, de Europa o de Cantabria. Solo quería ir mejorando, consiguiendo convocatorias internacionales, y cada año me iba sorprendiendo, logran marcas mejores de las que pensaba que podía conseguir.
¿Cuál es tu mejor prueba?
Las vallas es una de las mejores, se me ha dado bien desde que empecé de pequeño, y también la altura y la longitud son mis pruebas más fuertes.
¿Y la que más disfrutas?
Me gusta mucho entrenar velocidad, los sprints, pero cuando llega la competición en la que mejor me la paso es en la pértiga, porque tienes que estar muy concentrado, y la sensación de estar volando cerca de cinco metros por encima del suelo es muy especial y no la consigues con ninguna otra prueba.
¿Cumples el tópico del combinero, que odia la última prueba, sea el 1.000m de invierno o el 1.500m de verano?
Solía ser así hasta este año, pero he cambiado mi visión sobre la última prueba, y se ha visto que en pista cubierta, que he bajado de 2:53 a 2:37. He empezado a encararla desde un punto más agresivo, ya no quiero resistir y acabar, quiero correrlo, competir, luchar por estar adelante, dar todo lo que pueda sin miedo porque todos pasaremos por el mismo dolor.
¿Heptatlón o decatlón? ¿Dónde te ves posibilidades de conseguir mejores resultados?
Creo que sobre todo en la NCAA se me dará mejor el decatlón, porque aquí se centran mucho en el físico, pero a nivel técnico no lo controlan tanto, así que los lanzamientos largos como el disco o la jabalina a muchos se le atragantan más. Creo que ahí puedo tener una ventaja y recortar a los que me superaron en pista cubierta.
¿En qué pruebas te ves con más margen de mejora?
Creo que tengo mucho más potencial del demostrado hasta ahora en disco y jabalina, por mi forma física, los brazos largos que tengo, puedo recortar muchos puntos. El año pasado entrenando ya llegué a cerca de 47 metros en disco, bastante más que los 43 [43,39m] que he llegado a lanzar. Eso serían casi 80 puntos extra. Y en jabalina he llegado a lanzar 54 [54,09m], pero sé que con el cuerpo que tengo debería de estar por encima de 60m, que serían más de 100 puntos de mejora.
¿Y alguna en la que creas que estás cerca del tope, que por el cambio físico te vaya a costar progresar más?
Creo que en el salto de altura, me va a costar mejorar esa marca de 2,05m y si lo hago no será por mucho, sobre todo después de haber estado entrenando con Ramón tantos años y ahora mismo no tenerle. Ojalá me equivoque y me sorprenda a mi mismo, pero creo que es la más difícil de batir de las que tengo.
¿Cuáles son las pruebas que más estás trabajando?
De cara al 400 y al 1500 estamos haciendo muchísimo trabajo, pero además las vallas hacemos una o dos sesiones por semana, que es bastante más de lo que he podido hacer siempre, porque siempre he estado con alguna molestia y no he podido enlazar tantos entrenamientos seguidos.
¿Qué objetivo te pones para este verano?
Quiero seguir con la mentalidad que he tenido en pista cubierta, de no pensar nunca en puntos. Eso lo hice en mi primera combinada y fue la peor de lejos, porque me centraba en lo que tenía que hacer en cada prueba para llegar a lo que quiero, en lo que voy proyectando, y eso me sacó de la competición, me hizo pensar demasiado. Me senté con los entrenadores y decidí que si voy a correr un 60m seré un velocista, que si ahora me toca longitud seré un saltador, y lo haré en lo mejor posible en cada una y que los puntos te lleguen hasta donde te tengan que llevar. Para el decatlón al aire libre intentaré hacer lo mismo, no pensar en qué tengo que correr para llegar a los 8.000 puntos.
Entiendo que esa barrera, los 8.000 puntos, quizá los 8.100m que exige la RFEA como mínima de repesca del Mundial de Budapest, está en tu cabeza.
Sí, el objetivo la temporada pasada ya era pasar de los 8.000 puntos y ahora, visto la forma en la que he estado, buscar la mínima para el Europeo de Roma del año que viene, que creo que serán 8.150 puntos.
Llega Budapest y los Juegos Olímpicos de París ¿Te ves posibilidades de estar?
El Mundial este año será complicado porque la mínima es de 8.460 puntos, y este año va a estar lejos del alcance, y por ranking la NCAA, al ser una competición privada, puntúa muy poco comparado con el Mitin de Arona o el Multistars de Italia. Y sin entrar en esas competiciones, será muy difícil entrar por ranking [ahora mismo es 55º y solo entran 24].
¿Y el plan es competir hasta la final de la NCAA en Estados Unidos [7 al 10 de junio en Austin, Texas]?
Sí, mi universidad tiene como objetivo este año ganar la conferencia Pac 12 [del 12 al 14 de mayo en Walnut, California], que nunca lo han ganado, porque tenemos un equipo muy competitivo, con un gran fondo de armario en fondistas, que traen unas marcas que asustan y nos van a dar muchos puntos. Nos darían el mítico anillo americano de cuando ganas un campeonato y nos haría muchísima ilusión. Después está la final de la NCAA y si todo va bien y estoy sano, la idea es volver a España para el Nacional [del 28 al 30 de julio en Torrent, Valencia] porque tendría como seis semanas y tiempo para recuperar de sobra y llegar en mejor forma. Y allí hay que dar guerra.
Ya fuiste campeón de España absoluto en 2020 en Vallehermoso. Aunque allí, claro, no estaba Jorge Ureña. ¿Este año te ves con posibilidades de ganarlo?
Sí, si conseguimos estar en una buena forma física, sanos, confío en tener un buen papel, y por primera vez ser competitivo contra Jorge Ureña, que me parece algo muy especial después de tantos años viéndolo tan arriba. Ha sido un referente al que admiraba y sigo admirando. Será divertido, tengo muchas ganas de disfrutar ese campeonato. Puedo tener opciones contra Jorge, siempre y cuando no haga marca personal, porque entonces se nos alejará un poco.
Tienes en una publicación de Instagram que dice 'Eres demasiado flaco, demasiado lento, demasiado terrible para ser un buen decatleta'. ¿Te lo dijeron a ti?
Son cosas que me han dicho competidores, atletas de otras pruebas que me han dicho desde que era pequeño, porque era alto, muy delgado, muy descoordinado, sin nada de fuerza. Todo eso lo he escuchado durante mi desarrollo como atleta, y me alegro de que me lo hayan dicho porque me han servido de gasolina para seguir entrenando y demostrarles a todos que se equivocan, que yo valgo mucho más de lo que ellos se piensan. Me han valido para llegar donde estoy, pese a que no es el motivo por el que hago esto.
En Instagram, por cierto, te llamas 'King Comin', ¿de dónde viene eso?
Me lo pusieron el año en el que fui a Canadá, en el que jugaba al 'soccer', nuestro fútbol. Y como yo había jugado toda la vida, y allí la gente juega fútbol americano, beisbol...mi nivel era bastante superior al de cualquier otro compañero de instituto. Marcaba cuatro, cinco, seis goles por partido y la gente estaba como loca de que alguien pudiera jugar al fútbol así, y me pusieron ese apodo.
Estudias Nutrición. ¿Te obsesiona el tema o te das caprichos?
Los caprichos siempre están ahí. Lo que intento es que el resto de mi dieta sea lo más variada y limpia posible. Como cantidades de comida muy altas, porque si entrenamos mínimo cuatro horas al día, el gasto es altísimo y hay que cubrirlo o nos arriesgamos a tener lesiones. No soy tan obseso hasta el punto de contar las calorías o privarme de alguna comida que me apetezca mucho en un momento dado, porque también eso sirve a la estabilidad emocional y psicológica. Si hoy me apetece pizza y he estado entrenando toda la semana, me voy a comer pizza y media si hace falta.
¿Cómo enfocarás tu carrera profesional en un futuro?
Aún no lo tengo muy claro, pero me gustaría tener una clínica y trabajar con deportistas que vayan a competir a nivel nacional o internacional, ya tengo compañeros de entrenamiento que me piden consejos, pero cuanto más pueda prolongar el atletismo, mejor. Me gusta más el papel de atleta que el de staff.
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- Heptatlón - 5.992
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Ismael Pérez es periodista experto en atletismo y deporte olímpico. Se enganchó en los Juegos Olímpicos en Atenas 2004 y desde entonces es feliz siguiendo competiciones desde la tribuna de prensa, hablando con los deportistas, siguiéndolos en las redes sociales y contando historias, aunque también saliendo con la bicicleta o saltando en un concierto.
Estudió la Licenciatura de Periodismo en la Universidad de Valladolid y tiene un Máster en Periodismo y Comunicación Digital en la EAE Business School de Madrid. Ha vivido en Turín y Roma y ha cubierto actualidad de todo tipo en El Norte de Castilla, El Mundo de Castilla y León, Televisión Castilla y León, Rome Reports y trabajado la comunicación corporativa en Burson Cohn & Wolfe. También ha escrito sobre grandes campeonatos de atletismo en Somos Olímpicos, Vavel o Foroatletismo y ha intervenido en la IAAF Global Running Conference en Lanzhou (China).
Con una trayectoria de más de una década en el oficio, lleva desde 2019 vinculado a Runner's World, Men's Health y Women's Health en Hearst Magazines y escribiendo sobre actualidad del atletismo de competición, carreras populares, triatlón, trail running, olimpismo aunque a veces también le ha tirado al ciclismo, la escalada, la vela, la natación, el tenis, el piragüismo, el judo, el snowboard…o cualquier cosa que tenga hueco en los Juegos Olímpicos (que no Olimpiadas).