En ruta hacia sus 34 años, el francés Renaud Lavillenie es consciente de que la cúspide de su carrera deportiva ha quedado atrás. La alcanzó quizá aquel frío sábado de febrero de 2014 en Donetsk (Ucrania), cuando voló por encima de 6 metros y 16 centímetros en el salto con pértiga en la ciudad y ante la mirada del mismísimo Serguei Bubka. Que el galo era el mejor especialista del siglo XXI, el sucesor del ucraniano, ya se sabía entonces. El récord mundial lo confirmó, pero no pudo volverlo a superar más. Este invierno, el jovencísimo sueco Armand Duplantis se lo quitó y lo elevó después otro centímetro, hasta 6,18m. Una señal inequívoca de que en el trono hay otro rey.
No es para Lavillenie un problema verse desplazado por un talento único de 20 años. En el mundo de la pértiga la amistad y la rivalidad van de la mano. El francés conoció a Duplantis cuando éste era un adolescente de 13 años, le ha invitado a entrenar en su saltómetro del jardín de su casa en Clermont-Ferrand y su relación va más allá de los listones. "Podemos hablar todos los días y no solo sobre nuestro deporte, sino un poco de todo. Ocurre de forma natural y es una conexión genuina", explica el francés en una entrevista con el Canal Olímpico.
La sabiduría táctica como arma
Lavillenie ya no será más el hombre al que todos miran, pero aún así quiere estar el año que viene en los aplazados Juegos Olímpicos de Tokio. "Creo que hemos visto una buena parte de lo mejor, me sorprendería ser capaz de saltar alto y con gran nivel de intensidad, pero todavía sé competir tácticamente, ser capaz de hacer el salto correcto en el momento justo bajo presión (...) Estoy muy decepcionado con mi actuación en Doha (se quedó en la calificación con 5,60m) y quiero compensarlo", explica.
Eso sí, lo que viene tras Tokio puede pillarle mayor, con un rango de edad, a partir de los 35, donde ya se ve mayor para el atletismo pero no para su otra gran pasión: las motos. Pertiguistas y pilotos comparten el punto de locura necesario para arriesgar su vida a 300 kilómetros por hora, o entregarse sin protección a una garrocha que se eleva a la altura de una primera planta y puede quebrarse. Y Lavillenie es un osado que quiere probar las dos experiencias. Ya en 2013, siendo una estrella de su deporte, se calzó el casco para competir con una moto en las 24 Zapatillas running 2025, donde terminó 25º.
"Cuando pruebas el motor, se queda contigo"
"Me gusta la adrenalina, las sensaciones de velocidad, siempre empujándote a tus propios límites (...) Una vez que lo has probado, permanece contigo", explica Lavillenie, que no se ve sentado en un sofá cuando aparque la pértiga. "Cuando acabe con la pértiga, uno de mis sueños sería hacer una temporada en un campeonato. No estoy seguro de si sería resistencia o velocidad, no lo sé todavía, pero me gustaría entrenar para ser más rápido. No lo haré para ganar, si no tengo la capacidad, lo haría por mi propio placer, pero quiero intentarlo en buenas condiciones, así que necesita un plan". Y concreta, el francés quiere repetir en las 24 Zapatillas running 2025, pero esta vez en coche, y después afrontar el reto del Dakar, donde tiene el apoyo del cinco veces campeón, su amigo Cyril Despres.
Y hasta que eso llegue, Lavillenie seguirá aprovechando el privilegio poder saltar pértiga en su jardín para superar el confinamiento, consciente de que su segundo título olímpico tras ganar en Londres 2012 y verse sorprendido por se lo quitó y lo elevó después otro centímetro, hasta 6,18m y por un público futbolero que le abucheaba en Río 2016, estará más allá de los 6 metros, una frontera que ha superado en 17 ocasiones, pero nunca en los últimos cuatro años. También sabe que los que quieran subir al podio tendrán que acercarse a esa frontera. Sería el broche a una carrera en la que solo se ha resistido el oro mundial al aire libre, pero que cuenta además con tres entorchados europeos de verano, y tres mundiales y otros cuatro continentales bajo techo. Después, probablemente arrancará el motor.
Ismael Pérez es periodista experto en atletismo y deporte olímpico. Se enganchó en los Juegos Olímpicos en Atenas 2004 y desde entonces es feliz siguiendo competiciones desde la tribuna de prensa, hablando con los deportistas, siguiéndolos en las redes sociales y contando historias, aunque también saliendo con la bicicleta o saltando en un concierto.
Estudió la Licenciatura de Periodismo en la Universidad de Valladolid y tiene un Máster en Periodismo y Comunicación Digital en la EAE Business School de Madrid. Ha vivido en Turín y Roma y ha cubierto actualidad de todo tipo en El Norte de Castilla, El Mundo de Castilla y León, Televisión Castilla y León, Rome Reports y trabajado la comunicación corporativa en Burson Cohn & Wolfe. También ha escrito sobre grandes campeonatos de atletismo en Somos Olímpicos, Vavel o Foroatletismo y ha intervenido en la IAAF Global Running Conference en Lanzhou (China).
Con una trayectoria de más de una década en el oficio, lleva desde 2019 vinculado a Runner's World, Men's Health y Women's Health en Hearst Magazines y escribiendo sobre actualidad del atletismo de competición, carreras populares, triatlón, trail running, olimpismo aunque a veces también le ha tirado al ciclismo, la escalada, la vela, la natación, el tenis, el piragüismo, el judo, el snowboard…o cualquier cosa que tenga hueco en los Juegos Olímpicos (que no Olimpiadas).