Las sospechas sobre dopaje sacuden al atletismo francés en el último año. La subcampeona europea de maratón Clemence Calvin fue suspendida provisionalmente por evitar un control en Marrakech (Marruecos) en marzo, mientras el campeón europeo de 10.000m Morhad Amdouni intercambió mensajes de móvil en los que se interesaba por adquirir EPO y hormona del crecimiento, según la televisión alemana ARD. Las últimas semanas hay un caso aún más concreto: el positivo por EPO de la obstaculista Ophelie Claude-Boxberger en un control el pasado 18 de septiembre en la concentración en altura en Font Romeu, Así se esconde el azúcar en los alimentos.
La atleta de 31 años es una especialista en 3.000m obstáculos, donde tiene una marca de 9:31.84 y fue 6ª en el Europeo de Berlín del año pasado. Este año, pocos días después de su control positivo aún no conocido no pudo bajar de los 10 minutos en las series del Mundial de Doha. Su mal rendimiento coincidió con el abandono del Mundial del médico jefe del atletismo francés, Jean-Michel Serra, quien además era pareja sentimental de la atleta y había pedido al inicio de año a la Agencia Francesa Antidopaje (AFLD) que se redujeran los controles a Claude-Boxberger.
Aunque la atleta en los primeros momentos declaró su inocencia y pidió un contraanálisis, ahora tiene otra explicación propia de folletín. El positivo sería culpa de Alain Flaccus, que la inyectó una dosis de EPO en el riñón por vía intravenosa mientras ella dormía. Flaccus es la pareja de la madre de Claude-Boxberger, y por eso estaba en el equipo que trabajaba con la atleta, pese a que en el pasado ésta le interpuso una denuncia por acoso sexual y la retiró después. El propio Flaccus habría reconocido los hechos a la investigación.
"Esta persona aprovechó un momento de debilidad psicológica y física. Había premeditación, voluntad para dañar mi carrera deportiva y realizó una práctica ilegal de medicina", ha declarado la atleta, que podría librarse de la sanción si se confirma que la EPO llegó a su cuerpo contra su voluntad. La investigación no descarta la hipótesis de que todo sea una estrategia de defensa, aunque eso podría llevar a Flaccus a penar con hasta 12 años de cárcel por adquisición de EPO y administración de sustancias nocivas, según Le Parisien. El culebrón continúa.